Recordando colores

Dicen que a los humanos no se nos da bien memorizar colores.

En algún momento de mi vida hablé a alguien de unos ojos indescriptibles, alguna vez lo he mencionado y si me preguntan no dudo en la respuesta. ¿Cuáles son los ojos más bonitos que has visto?

Sucedió aquel verano del 2006 en un tren que partió desde Hamburgo con destino Copenhague. Nos fascinó el tren que aparte de ser cómodo tenía la peculiaridad de que se metía en un barco. Eso para unos pobres españoles que no han pisado mundo era espectacular.

Nada más llegar al tren ocupamos nuestros asientos y todos los que pudimos, éramos un grupo de seis machos ibéricos que disfrutaban de sus últimos días de viaje (a falta de seis más) y lo que queríamos era acomodarnos de la mejor manera posible, si eso exigía invadir unos cuantos asientos de más se hacía. Yo me senté junto a Manolo en uno de esas mesas de tren que resultaron tan prácticas en aquellos largos y aburridos viajes.

Frente a nosotros llegó un tío de unos 25 años, chileno (si no recuerdo mal) que hablaba algún idioma raro, que puede que fuera danés (complicadísimo). Tenía demasiado palique, se puso a hablarnos de cosas que en aquel momento puede que me parecieran interesantísimas pero como recuerdo quedó eclipsado por aquellos ojos.

Algún tiempo después de salir de la estación de Hamburgo en una parada a una media hora de distancia una mujer con atuendo árabe dejó su maleta en el portaequipajes, se despidió de su esposo y se asomó al lado contrario de donde estábamos para despedirse una vez más. Él parecía el típico magrebí con dedicación a actividades del sector servicios, parecía que había hecho un descanso en el trabajo para poder decir adiós a su amada.

Tras echar una última mirada al ventanal del tren se sentó frente a nosotros. No era una mujer especialmente guapa pero tenía una mirada increíble, unos preciosos y extraños ojos de un color más claro que la miel nos escudriñó a Manolo y a mí. Era como si alguien hubiera jugado a mezclar dos colores de ojos imposibles. Yo me quedé embobado mirando aquel iris tan auténtico, tan único, aún sabiendo que es una falta de respeto mirar a alguien extraño con tanta insistencia.

Supongo que no quería olvidar aquella mirada. Como cuando se mira a alguien que sabes que no vas a volver a ver y al final ese último instante se convierte casi en el único recuerdo suyo.
Posted on 12:07 by Rafa Banana and filed under | 1 Comments »

1 comentarios:

E. dijo... @ 27 de mayo de 2010, 5:34

Te animo a seguir blogueando, a pesar de que hayas cambiado tu redacción respecto al fotolog(es normal, todo el mundo evoluciona) me gusta mucho más este Rafa. Nunca pierdas esa chispa.

Publicar un comentario