De Starway to heaven

Era la noche de nochebuena. Creo que era la primera vez que salía un 24 de diciembre, porque para mí es una noche para estar con la familia. Pero claro, después de la cena iba un poco tocado y eso me hizo buscar un cómplice de aventuras que en aquella ocasión fue Jose Miguel, que dicho sea de paso, no se pierde un sarao.
Quedamos alrededor de a las dos de la madrugada en la puerta de El Nido. Para el que no lo sepa, El Nido, es ahora mismo el mejor rock-blues-bar de Torrevieja. Por tres razones que diré a continuación y que probablemente acabarán siendo más:
1- Buena música. Un día está puesto el random y sale de todo y otro les da por hacer una jornada temática de Red Hot Chili Peppers y no te quieres ir.
2- Dardos, futbolín y billar. Hace años teníamos que patearnos todo el paseo y la Playa del Cura para poder echar una partida de futbolín en lo que era el Ruta al Sur (que solo el bar ya tiene una entrada per sé). No habíamos jugado en nuestra vida a los dardos y ahora resulta que nos encanta.
3- El trato es más que amigable. Peter es el cabeza de familia y sus hijos, Adriana y Peter? Junior ( perdón, pero no estoy seguro del todo) , el caso es que siempre están allí y de vez en cuando te pueden decir: “¡Cuánto tiempo sin vernos!” entonces si es Adriana la que te lo dice mola contestarle: “¿Me echabas de menos?” y ver como pone caras.
4- No es caro. El primer día que llegué allí el local ya llevaba abierto por lo menos tres meses. Adriana me dijo: “Hoy es el día del Matusalem, vale lo mismo que el brugal, ¿Qué te pongo?” y ganó mi corazón para siempre, porque lo preparó con mimo. Era el mejor cubata que había tomado en mi vida y me costó cuatro euros.
Continúo:
Era nochebuena y el niño Jesús ya estaba celebrando su cumple. San José estaba sopesando si comerse la divina placenta y el Mulagas estaba calentando el pesebre.
Aquel día simplemente nos sentamos en la barra Jose Miguel y yo y empezamos a tomar cubatas mientras saludábamos y hablábamos con cualquiera que quisiera dahttp://www.blogger.com/img/blank.gifrnos un poco de cháchara. Era ya tarde y la gente seguía entrando al bar. Adriana empezó a darnos conversación porque ella es así de maja mientras Peter padre estaba trasteando la música. En un momento dado, empezó:

Junto a nosotros, al otro lado de la barra comenzó una discusión sobre la canción y los gustos musicales de Peter. Estaba claro que a él le gustaba mientras que el grupillo de gafapastas insistían en que esa canción era puramente comercial y que comparado con el café que compra Bonnie era caca.
Entonces es cuando irrumpo yo en escena y me añado a la conversación defendiendo al patriarca y sus gustos musicales, sus gustos en general y el derecho de la gente a que le guste Camela. Sí, es odioso, es un ruido infernal que solo puede ser peor con el berrido de la cabra. ¿Cómo? ¿Qué no llevan cabra? Vaya… En fin, mi conversación también se tornó un poco violenta, porque claro, para los defensores del estilo musical por excelencia cuyo patrón de vestimenta es Luis Piedrahita (al cual admiro) su verdad era absoluta. Así que saqué mi estoque y zanjé la discusión. Y eso amigos, es lo que se llama respeto. Aunque a veces también lo llaman democracia. Y NO LO ES!
PS: Tan airada fue la conversación y tan notable que de vez en cuando Adriana nos lo recuerda y yo ahora, cada vez que escucho Starway to heaven me acuerdo de aquel día y de que a Peter le encanta.
Posted on 8:24 by Rafa Banana and filed under , , | 0 Comments »