De miradas

Por unas cosas u otras hoy me ha dado por leer textos que he escrito y eso ha despertado el gusanillo de volver a tener algo que publicar. He terminado leyendo mi entrada sobre la argentina y me he dado cuenta de lo mucho que me gustó aquella mirada y que pena no volver a encontrarme a esa chica. También me alegro de poder recrear aquel momento con lo escrito. Es genial.

Sobre la mirada tengo dos recuerdos:

El primero tiene un año exactamente. Ocurrió durante los carnavales de Xairo en el que iba vestido de gondolero (un disfraz que nunca me gustó demasiado). Estaba en aquel sitio donde nos dejaron hacer botellón mirando a cada chica guapa que pasara. En una de esas que me quedé mirando fijamente a un par de muchachas disfrazadas de algo que no recuerdo me pareció escuchar tras su paso y entre el griterío un: “¡Qué mirada!” que levantaría el ego a cualquiera. Eso quedó ahí.

El segundo sucedió la semana pasada durante la fiesta ibicenca de Cabo Roig. Estaba tomando uno de aquellos quintos de cerveza Alambra, mirando con dificultad a todo el mundo para no confundirme de persona a la hora de volver con mis amigos y para no llamar guapa a quien no lo mereciera, porque sólo había una fuente de luz y las personas que venían de cara se las distinguía bien, pero con dificultad. Entre la penumbra me pareció ver a una morena y a una chica rubia suficientemente agradable para mi vista e intenté escudriñar cuanto de agradable me parecería, así que me quedé mirándola fijamente. Su amiga que se percató de la situación, la tocó en el hombro y exclamó: “¡Ana!” lo suficientemente fuerte para oírlo y flojo para que no fuera un grito enorme. Pasaron ligeramente por delante de mí, se pararon, nos presentamos, no reímos y se coloraron de espaldas a la luz, por lo que volvían a estar en la penumbra y yo totalmente de cara y a merced de su juicio. Después de esas risas se despidieron de mí con un típico: “ahora venimos”. Pero ¡Sorpresa!

La importancia de la mirada reside en eso que dice Ignatius, que no es que sea un gran filósofo pero dice cosas con cierto sentido y es que una chica ya sabe nada más verte si va a acostarse contigo. Y esas dos lo supieron en cuanto vieron mi rostro iluminado.
Posted on 18:11 by Rafa Banana and filed under | 0 Comments »

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