Una historia para San Valentín

- Chicos, como ya tenéis una cierta edad habréis experimentado eso de besar a una chica. Es posible que no os hayáis dado cuenta de algo y es que, normalmente, el primer beso que le das a alguien siempre se recuerda casi a la perfección.

Hay algunos que se graban al detalle. Especialmente ese primer beso que te dan en la vida y que seguramente estéis reviviendo ahora mismo. También son especiales esos primeros besos con las personas que luego, de alguna manera, dejan una huella imborrable en vuestras vidas. Guardad con cariño esos recuerdos siempre.

Pero hoy no voy a hablaros del primer beso que le di a mamá, quizá algún día os cuente esa historia, que por cierto, es preciosa.

Y es que hay algunos besos que quedan también en nuestra memoria. A veces por el momento, por el lugar o por la persona que te hace protagonizar esa historia.

Veréis, en verano de 2012 conocí a una chica... No era una mujer arrebatadora, pero tenía algo especial que la hacía irresistible para quien se diera cuenta de lo que encerraba. Por supuesto era muy guapa, pero de una manera sencilla y discreta, con esa belleza que te duele cuando se te escapa de las manos. Ella era capaz de convertir lo cotidiano en mágico y de crear instantes únicos.

Algo que recuerdo especialmente de ella fue un beso tonto en aquel verano. Prácticamente acabábamos de empezar a tener algo, así que cada paso era a la vez emocionante e incómodo. Después de dar una vuelta con el viejo Skoda Fabia de papá, llegamos a su casa. Yo esperé una señal que me permitiera volver a besarla. La miré sin decir nada, arqueé las cejas y ella me negó con la cabeza. Imagino que papá pondría cara de abatido, porque al instante ella sonrió y afirmó de nuevo con un movimiento de su cabeza.

- ¿Entonces esta chica tampoco es mamá?

- No os adelantéis. Lo que quiero deciros con esto es que nunca sabéis quien puede regalaros momentos imborrables. Que puede que entre y salga gente de vuestra vida, pero solo unas cuantas tendrán la magia de haceros sentiros especiales. Y aunque eso "sólo" dure un beso, es bastante.
Posted on 3:21 by Rafa Banana and filed under | 0 Comments »

Chasing Mai (Persiguiendo a Mai)

- Chicos, siguiendo con la historia de cómo conocí a vuestra madre, en la navidad del 2008 salimos los del equipo y yo para celebrar todos juntos los buenos resultados de la temporada y el advenimiento del niño Jesús. Ese día cenamos en el Lereo y después estuvimos en el Casablanca, una discoteca que ahora es "el kebap del amigo", celebrando el cumpleaños de Pablo “el del Burguer King”. Después de ingerir unos cuantos cubatas decidimos entrar a la discoteca "“Pata palo”", que ahora es un kebap (probablemente).

Allí tío Christian y tío Tony volvieron a jugar a “Conoces a Rafa…”. Dio la casualidad de que una de las chicas a las que incomodaron con ese viejo juego fue a Mai, una preciosa morena que no había visto en mi vida. Sin quererlo ella entró en el juego con la fortuna de que, al parecer, me conocía. Me llamó por mi nombre y no pude hacer más que asombrarme, claro que mi sorpresa fue mayúscula cuando me dijo que yo era “piscis” (recordar chicos la aversión que tiene papá por cumplir años y por la cara de la gente cuando echa cuentas al decirle el día en que ha nacido).

Dada mi naturaleza caballeresca le pregunté cómo se llamaba, de dónde venía ese “Mai” y a día de hoy no estoy seguro de lo que me dijo aquél día, pero creí escuchar un Maiter y chicos, hice el peor chiste de mi vida: ¿Maiter? ¿Cómo “Iron Maiter”? En serio, si os pasa algo parecido huid.

Una chica con la que iba se le acercó un momento y le susurró algo al oído, mi naturaleza periodística hizo que no pudiera resistirme a preguntarle qué le había dicho. Jamás pensé que me ocurriría, pero le estaba advirtiendo que yo estaba intentando ligar con ella. Miré a su amiga y no, no parecía su madre, pero fui sincero con Mai y le dije que no estaba ligando con ella, que sólo estaba pasando un rato agradable y que no le mentía, porque si le mintiera pondría una estúpida sonrisa, escenifiqué esa sonrisa y ella rió conmigo y me creyó.

Hablamos al menos una hora mientras tío Christian y yo intentábamos dilucidar cuanto de guapa era, porque papá no estaba en condiciones de puntuar a nadie. Pero resulto ser una chica encantadora a la que hacía gracia y con la que pasé una velada inolvidable. Casualmente, nos volvimos a ver la semana siguiente y aproveché para hacerme esta foto con ella.


- Eh, espera un momento. ¿No ibas a contar cómo conociste a mamá?

- A su debido tiempo, todas las partes son importantes. Más tarde me enteré de que mamá y yo habíamos coincidido aquella noche en el “Pata palo”, pero esa, es otra historia.
Posted on 1:56 by Rafa Banana and filed under | 0 Comments »